Sobra decir que el Renacimiento
europeo posee suficiente contenido de por sí para llenar museos y exposiciones
desde mil miradas distintas. Pero esta que abrió en el Walters Art Museum de
Baltimore (en el Estado de Maryland, EE UU) en otoño pasado (con el rostro de
esta esclava africana como cartel promocional por sus calles) nos llamó ya
entonces la atención y la rescatamos ahora que se va a mover a Princenton (en
Nueva Jersey). Su título es Revealing the african presence in Renaissance
Europe y comprende el periodo entre 1480 a 1610, edad de grandes exploraciones,
nuevas rutas de comercio, diplomáticos que viajan, efervescencia de influencias
y productos.... La muestra aporta una visión no demasiado habitual, y no sólo
en Norteamérica: la aparición de africanos en el arte de aquella época, su
protagonismo en obras de distintos artistas relevantes.
Habla de la representación de la
persona negra, de lo africano en aquel tiempo en que el humanismo fue rey y el
individuo, la belleza y la medida se convirtieron en centro de toda inquietud
artística. Y en un periodo en que los sucesivos descubrimiento mostraban la
diversidad del globo... esto ponía sobre el tapete cuestiones como el cambio de
color de la piel, la clase o distintos estereotipos. Aunque existía una larga
tradición de esclavos en Europa, hasta el XV estos solían ser siempre blancos,
procedían en su mayoría de Oriente y Asia, y aún no tanto de África. El
comercio de esclavos se había iniciado de manos portuguesas en 1440, aunque al
principio eran usados como fuerza de trabajo en las mismas colonias, poco a
poco creció su valor y serían vendidos y exportados en masa generando el famoso
triángulo comercial África/América/Europa que puso cimientos a las riquezas de
más de uno.
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